La ligirofobia, también llamada fonofobia, se refiere al temor pronunciado ante sonidos de alto volumen. Este problema en los oídos, aunque puede parecer una enfermedad auditiva, en realidad está relacionado con un trastorno de ansiedad, y puede generar mucho malestar en situaciones cotidianas: fuegos artificiales, petardos, sirenas o incluso globos que explotan.
Para las personas con fonofobia, cualquier ruido estridente activa una respuesta de alerta difícil de controlar. A continuación, te explicamos con más detalle qué es ligirofobia, cuáles son las causas y cómo actuar delante del miedo a ruidos intensos.
¿Qué es la ligirofobia?
Hablamos de ligirofobia al referirnos al síntoma de una persona con pánico desmedido frente a sonidos bruscos, aunque el origen de ese ruido no represente una amenaza real.
A veces la ligirofobia se puede confundir con algún otro problema de salud auditiva, así que la primera recomendación ante enfermedades del oído es pedir cita en un centro especializado en audición, donde se le puedan realizar pruebas auditivas y descartar otras condiciones, como hiperacusia o lesiones en el oído.
Una vez confirmamos que es ligirofobia, podemos entender más acerca de los síntomas: la primera reacción de una persona con ligirofobia es que su cuerpo reacciona con taquicardia, respiración muy rápida y, en ocasiones, sudoración o temblor. Con la fonofobia, las personas que experimenta esta enfermedad suelen estar siempre en tensión, con cierto miedo a que cualquier estímulo pueda desencadenar en un estallido, golpe fuerte o sonido más elevado de lo normal.
De hecho, esta reacción del cuerpo podría ser la de cualquier persona que recibe un susto puntual. Pero el problema se intensifica cuando el miedo a los ruidos le afecta hasta tal punto que hace que quien sufre ligirofobia evite estar en espacios públicos, eventos festivos o cualquier lugar en el que sea probable escuchar volúmenes altos, algo que acaba afectando a sus relaciones sociales y a su rutina.
Síntomas de ligirofobia más frecuentes
Las personas que sufren ligirofobia presentan un abanico de síntomas al exponerse al ruido o al imaginarlo. Las reacciones más comunes suelen ser:
- Sensación de angustia que aparece de forma inmediata ante sonidos súbitos.
- Opresión en el pecho, sensación de falta de aire o náuseas.
- Fuerte necesidad de escapar del lugar.
- Dificultades para concentrarse y anticipación obsesiva, evitando todo lo que pueda producir ruido fuerte.
En algunos casos, se produce una respuesta de pánico que puede durar varios minutos, pero el verdadero problema está en que este patrón se termina agravando si no se lleva a cabo una intervención adecuada, ya que el miedo se refuerza cada vez que la persona se siente desbordada por el sonido.
Pero, ¿qué causa la fonofobia?
Las causas de la ligirofobia pueden variar de una persona a otra, pero las más comunes suelen ser:
- Vivencias traumáticas: haber estado presente en incidentes con sonidos muy potentes (accidentes, explosiones) puede dejar una huella que desencadena este miedo.
- Tendencia genética o personalidad ansiosa: personas con una predisposición a la ansiedad muestran más posibilidades de desarrollar fobias específicas.
- Asociación negativa: un ruido fuerte puede llegar a vincularse de forma inconsciente con un momento de angustia previa o una experiencia dolorosa.
- Estrés acumulado: cuando el sistema nervioso está saturado, reacciona de manera exagerada ante cualquier estímulo que se perciba como amenazante.
La ligirofobia y otros problemas auditivos
Como te hemos dicho al principio, a menudo se confunde la ligirofobia con trastornos de audición como la hiperacusia, que consiste en una sensibilidad auditiva muy marcada ante sonidos normales para el resto de las personas. Sin embargo, en la hiperacusia hay un componente fisiológico que hace que el estímulo sea percibido de forma intensa. Entonces, la ligirofobia no es tanto un problema de audición como tal, sino que tiene un componente psicológico predominante. El sonido es visto como fuente de amenaza, aunque el nivel de decibelios no sea peligroso.
Otra alteración frecuente es la misofonía, que se relaciona más con la irritación o repulsión ante sonidos concretos, no tanto con el pánico.
En cualquier caso, y para una evaluación completa del oído que nos ayude a descartar alteraciones en el oído interno, se aconseja hacer pruebas de audición con un audioprotesista, lo que permitirá diagnosticar cualquier problema de salud auditiva para verificar si existe alguna enfermedad auditiva que requiera tratamiento.
Cuándo acudir a un especialista y cómo superar la ligirofobia
Cuando el miedo a los ruidos fuertes llega a imposibilitar llevar una vida normal, conviene buscar ayuda. Lo más conveniente sería, primero, hacer una revisión auditiva para conocer si existe algún problema en los oídos de la persona (podría ser cualquier problema auditivo como la hiperacusia, tinnitus o cualquier otro daño en el oído). Una vez descartado cualquier problema en el oído, es prioritario consultar con un profesional de la salud mental, que evaluará el grado de afectación y trazará un plan de intervención adaptado a cada persona.
En el centro auditivo Cues ofrecemos orientación completa y derivamos a los especialistas adecuados si detectamos que el problema requiere un abordaje adicional. En muchos casos, la combinación de terapia psicológica y supervisión auditiva marca una gran diferencia para reducir el pánico a los ruidos fuertes. Contacta con tu centro auditivo más a cercano y pide cita para una revisión auditiva.